Publicaciones de Diego Lasso en Cartagena de Indias y Ciudad de Panamá

  • http://www.cerlalc.org/secciones/libro_desarrollo/Memorias_II_Congreso_Libreros.pdf
  • http://www.periodicoelsol.net/noticia.php?Id=7846

martes, noviembre 25, 2008

Itinerario Diciembre 2008 Libros Preguntario

La vida: hacer dedo, auto-stop, hitchhiking:
se da o no se da, igual los libros que las carreteras.
Ahí viene uno. ¿Nos lleva, nos deja plantados?
JULIO CORTÁZAR

Universidad Latina - Pérez Zeledón

Lunes 1 a Viernes 5 de Diciembre 2008

De 4.30pm a 8.30pm

Feria de Libros Leídos

Tuve la oportunidad de invitar al Poeta Jaramillo en 1998 a Cartagena de Indias, a una lectura de su poemas, a la orilla del mar caribe. Al igual que el poeta Porfirio Barba Jacob, es oriundo de Santa Rosa de Osos, Antioquia . Colombia.

Un poeta con un lenguaje que vibra, que provoca, que nos hace repetir y reiterar la lectura de sus versos, de su desazón suprema...

Bienvenido poeta Jaramillo... al blog de los libros itinerantes, de las carreteras de Cortázar.

Darío Jaramillo Agudelo (1947- )
Razones del Ausente

Si alguien les pregunta por él,
díganle que quizá no vuelva nunca o que si regresa
acaso ya nadie reconozca su rostro; díganle también que no
dejó razones para nadie, que tenía un mensaje secreto,
algo importante qué decirles
pero que lo he olvidado.
Díganle que ahora está cayendo, de otro modo y en otra
parte del mundo,
díganle que todavía no es feliz,
si esto hace feliz a alguno de ellos; díganle también que se
fue con el corazón vacío y seco
y díganle que eso no importa ni siquiera para la
lástima o el perdón
y que ni él mismo sufre por eso,
que ya no cree en nada ni en nadie y mucho menos en
él mismo, que tantas cosas que vio
apagaron su mirada y ahora, ciego, necesita del tacto,
díganle que alguna vez tuvo un leve rescoldo de fe en Dios,
en un día de sol, díganle que hubo palabras
que le hicieron creer en el amor y luego supo que el amor
dura lo que dura una palabra.
Díganle que como un globo de aire perforado a tiros, su
alma fue cayendo hasta el infierno que lo vive y que ni
siquiera está desesperado y díganle que a veces piensa
que esa calma inexorable es su castigo; díganle que ignora
cuál es su pecado y que la culpa que lo arrastra por el mundo
la considera apenas otro dato del problema
y díganle que en ciertas noches de insomnio y aún en otras
en que cree haberlo soñado,
teme que acaso la culpa sea la única parte de sí mismo que
le queda y díganle que en ciertas mañanas llenas de luz
y en medio de tardes de piadosa lujuria y también borracho
de vino en noches de lluvia
siente cierta alegría pueril por su inocencia y díganle que en
esas ocasiones dichosas habla a solas.
Díganle que si alguna vez regresa, volverá con dos cerezas
en sus ojos
y una planta de moras sembrada en su estómago y una
serpiente enroscada en su cuello
y tampoco esperará nada de nadie y se ganará la vida
honradamente,
de adivino, leyendo las cartas y celebrando extrañas
ceremonias en las que no creerá y díganle que se llevó
consigo algunas supersticiones, tres fetiches,
ciertas complicidades mal entendidas y el recuerdo de dos
o tres rostros
que siempre vuelven a él en la oscuridad y nada.